El correntino recibió un llamado telefónico al penal de Ezeiza y otro en la casa de sus padres. Buscan evitar que se presente ante Alejo Ramos Padilla en la causa por extorsión y espionaje ilegal.
“Gato, si vas a Dolores sos boleta”. Este es el mensaje que dice haber recibido Mariano Martínez Rojas a través de un llamado telefónico al penal de Ezeiza, donde se encuentra detenido. Según señalaron a Página/12 allegados al empresario correntino, la comunicación fue al teléfono del pabellón donde se encuentra alojado y habría sido una “llamada interna de algún penal”.
En tanto, las mismas fuentes relatan que los padres de Martínez Rojas también fueron contactados de manera anónima y telefónica en la casa donde viven en la provincia de Corrientes, para “que le diga a su hijo que se calle si no quiere terminar como Nisman”.
Las amenazas de muerte se dan luego de que Martínez Rojas denunciara que al igual que a Leonardo Fariña, quisieron guionarle su declaración desde la AFI y a pedido del Gobierno. El objetivo era que involucre en diversos delitos a Cristina Kirchner, a ex funcionarios y a empresarios. Además, los llamados tuvieron lugar después de que este diario revelara que el hombre detenido desde enero de 2018 se prepara para decir esto ante el juzgado de Alejo Ramos Padilla y que Roberto Ribas, abogado del fiscal en rebeldía Carlos Stornelli, fue a verlo a EE.UU. para convencerlo de que aceptara la extradición que pesaba sobre él y volviera a la Argentina para declarar como imputado colaborador, a cambio de su la libertad.
Por orden de la ex Side, debía declarar como arrepentido en las dos causas en las que está involucrado y decir, entre otras cosas, que él le llevaba bolsos con dinero a CFK; que a Guillermo Moreno lo tenía coimeado para que le dejara entrar contenedores de contrabando, y que el ex titular de la AFIP Ricardo Etchegaray lavaba dinero con las declaraciones juradas anticipadas de importaciones (DJAI). También, según su relato, debía ´manchar´ a Juan Manuel Abal Medina y al empresario Sergio Szpolski, entre otros.
En la investigación que lleva adelante el juez Ramos Padilla aparecieron chats entre Marcelo D’Alessio y el abogado Rodrigo González, en los que acuerdan visitar a Martínez Rojas a la cárcel. Por eso es que la intención del arrepentido es presentarse en el juzgado de Dolores para revelar cómo buscaron direccionar sus declaraciones y denunciar que fue coaccionado y amenazado después de haber sido extraditado a la Argentina. Según señaló en una entrevista reciente, hasta le tiraron una soga dentro de la celda de una dependencia de Gendarmería donde estuvo alojado.
El empresario -quien le había comprado a Sergio Szpolsky el diario Tiempo Argentino y Radio América, que derivó en el despido sin indemnización de cientos de trabajadores- se mostró en los últimos días decidido a hablar y a arrepentirse de haberse arrepentido. Así lo manifestó desde la cárcel no solo ante la prensa sino también frente a algunos allegados, con quienes habló en el penal.
Incluso, en los últimos días Ramos Padilla recibió un pedido para que convoque a declarar a Rojas. Fue por parte del ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, uno de los hombres perjudicados por las declaraciones falsas del empresario arrepentido.
Las amenazas que dice haber recibido ahora Martínez Rojas para que no hable en el marco de la causa por el espionaje ilegal, serán denunciadas por su abogado ante la Justicia este miércoles.
El Guión
Según afirmó Martínez Rojas en una entrevista con Rosario Lufrano y Néstor Espósito, la primera noche que pasó en suelo argentino tras su extradición, fue llevado a un hotel de lujo, no a una cárcel. Al día siguiente, en una sede de Gendarmería, tuvo un diálogo con “el señor Lagos, del Ministerio de Seguridad, de Patricia Bullrich”, quien le dijo que “si te gustó y querés volver al hotel, el lunes cuando estés en Tribunales vas a tener que hablar y colaborar con nosotros. Pero vas a tener que hablar para arriba, no para el costado. Ahí empezaron las extorsiones”, relató . Y agregó que “para volver al hotel tenía que ponerla como cabeza de una asociación ilícita a Cristina Kirchner, a funcionarios del gobierno anterior y a empresarios. Etchegaray, Moreno, Abal Medina, entre otros. Y entre los empresarios figuraba Jorge Brito. Después me pidieron que involucrara a Gildo Infran, pero luego se echaron para atrás porque ya estaba alineado (políticamente con el Gobierno)”. Según el empresario correntino debía decir que el gobernador de Formosa había cometido delitos de contrabando en la frontera, pero hubo un cambio de planes.