El coronavirus se ha transformado en el mayor problema mundial, tras superar la guerra comercial entre China y Estados Unidos, en un escenario que obliga a la ciencia a crear rápidamente una vacuna para combatir la enfermedad.
De hecho, la falta de un antiviral supone una gran vulnerabilidad, como pocas veces se ha visto en el mundo, pues nadie esperaba que pudiera adquirir estas dimensiones.
Ante esta realidad, agravada por la crisis financiera, se vive una nueva era: se cerraron fronteras, se cancelaron vuelos, se adoptó el aislamiento compulsivo y se suspendieron espectáculos deportivos y culturales, entre otras medidas.
En apenas tres meses, el Covid-19 se extendió por 123 países, con decenas de miles de personas que han sido diagnosticadas. Los científicos creen que el virus es transmitido por el murciélago grande de herradura chino, según la BBC.
Pero, por ahora, no existe una vacuna. El Instituto de Investigación Migal de Israel ha desarrollado un antiviral que podría estar disponible en unos 90 días.
En Estados Unidos, el vicepresidente Mike Pence señaló que un tratamiento podría estar disponible para mediados de año, aunque llegaría recién a los pacientes a principios de 2021.
Por suerte, hay datos optimistas: en Londres, un equipo de investigadores de la universidad Imperial College cree estar cerca de desarrollar una vacuna, tras experimentar con ratones, informó el diario The Daily Express.
Luego de aparecer en Wuhan, China, en diciembre pasado, el virus que provoca la enfermedad Covid-19 alcanzó la dimensión de pandemia (toda la población del planeta es susceptible de verse expuesta a una infección), según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, el virus afectó de manera contundente a por lo menos cuatro países, China, Italia, España e Irán, matando a más de 5.000 personas en todo el mundo.
Para Pablo Giusto, director del Observatorio chino-argentino, el coranavirus “es lo peor que podía pasarle a una economía global que ya estaba tensionada por la guerra tecno-comercial entre China y Estados Unidos, la fractura de la Unión Europea y la creciente inestabilidad política en Medio Oriente”.
“Tanto la Casa Blanca como los principales países europeos no lucen bien preparados para afrontar con éxito esta pandemia. En principio, han reaccionado tarde. Ni hablar de las débiles economías latinoamericanas, con sistemas de salud que requerirán fuerte apoyo externo para no colapsar por el avance del virus”, señaló Giusto a Télam.
“Esta crisis sanitaria ha generado, en primer lugar, la parálisis casi total de la economía china, uno de los principales motores del comercio e inversiones a nivel global. Y los principales socios de China se verán severamente afectados a lo largo de este año”, afirmó.
En Italia, el país más golpeado por el virus en Europa, con más de 1.200 muertos, se cerraron los comercios (salvo para los bienes de primera necesidad) y se suspendieron los espectáculos públicos y deportivos.
También en Estados Unidos, el gobierno del presidente Donald Trump canceló los vuelos desde Europa a Estados Unidos, donde hubo más de 1.000 casos confirmados y 36 muertos.
“¿Cuál es la magnitud real de este fenómeno? ¿Es asimilable a otros ejemplos históricos?”, se preguntó Alejandro Simonoff, doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP).
El analista dijo a Télam que “la evolución de la ciencia permite tener algunos elementos para disuadir este tipo de males. Pensemos en la peste aviar (2002-2004) que también tuvo su origen en China”.
“Por eso creo que, después de este tipo de pandemias, la humanidad siempre ha salido más fortalecida. Hoy, hay criterios que permiten disminuir los costos de esta enfermedad”, apuntó.
En medio de este panorama, las diferencias entre Arabia Saudita y Rusia por los precios del petróleo han provocado la caída de los mercados de Asia y Wall Street.
La del coronavirus es la segunda pandemia que sufre el siglo XXI, luego de los efectos de la gripe A (H1N) en 2009.
Los virus siempre han conmovido a la humanidad. La llamada “gripe española” mató entre septiembre de 1918 y abril de 1919 a cerca de 50 millones de personas, cinco veces más muertes que las provocadas por la Primera Guerra Mundial.
Pero lejos de paralizar a la gente, la peste ha despertado siempre la curiosidad de escritores, pintores y otros artistas.
En el cuento “La máscara de la muerte roja”, el genial escritor estadounidense Edgar Allan Poe relata que un príncipe se encierra en sus abadías fortificadas, con mil caballeros y damas, para enfrentar un virus espantoso que se propaga por sus dominios.
Sin embargo, durante una fiesta con máscaras, alguien logra entrar en el palacio con una máscara roja: la peste.
Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/202003/440769-coronavirus-guerra-comercial-estados-unidos-china.html