La caída de Boca esta tarde ante Fluminense en la final de la Copa Libertadores en el estadio Maracaná abre ahora el interrogante de cuánto afectará a Juan Román Riquelme y su idea de continuar en el manejo del fútbol del club que preside Jorge Ameal desde el 8 de diciembre del 2019.
En el comienzo de esta Copa Libertadores, el ídolo había dicho que “el sueño era pasar los 12 partidos y llegar a la final”, más allá de los 2 torneos de Liga y 4 copas nacionales ganadas en estos cuatro años de gestión.
Se verá cómo impacta en el socio la no concreción de la Séptima (Copa) y la tercera desilusión consecutiva en una final continental.
Es que, anteriormente, en la gestión ‘macrista’, a cargo de Daniel Angelici, se habían perdido en forma sucesiva ante Corinthians (0-2) en San Pablo 2012 y con River Plate (1-3) en Madrid 2018, en ese recordado encuentro en el Santiago Bernabeu.
A favor de esta gestión xeneize asoma el aspecto económico con una Asamblea de representantes que durante la semana pasada aprobó un balance anual, con un superávit de 27 millones de dólares.
También quedó como monto favorable lo recaudado en junio pasado, cuando se concretó el partido homenaje al actual vicepresidente en la Bombonera. Ese día el saldo positivo contempló el ingreso de 321 millones de pesos.
Esta Comisión Directiva, además, impulsó el desarrollo de nuevas actividades deportivas que le dieron a la institución un mayor crecimiento en lo social.
Es cierto, la obsesión de conseguir la Libertadores, que no se alcanza desde 2007 con Román como figura y estandarte en la serie decisiva con Gremio de Porto Alegre, se convirtió -desde la asunción- en un objetivo clave.
El segundo consistió en la remodelación del estadio, aunque todavía no se aprobó la compra de los terrenos lindantes que dan a la calle del Valle Iberlucea.
La tercera premisa, por el momento, es la más cercana a cumplir para la actual dirigencia. Porque desde que está en la CD, Riquelme no se cansa de repetir que “se sacó la Política Nacional del club”, con la salida del macrismo.
“Volvimos a ser un club de fútbol, no de la política” dijo -muchas veces, orgulloso- el ídolo que nació en Don Torcuato.
“Ganamos 95 a 5” se jactó una vez Román, cuando se lo consultó respecto de los resultados en los comicios, que finalmente se llevarán a cabo el 2 de diciembre venidero.
Ahora con su propia agrupación, “Soy bostero”, sostenida desde afuera por su hermano Cristian, el exjugador seguiría como vicepresidente un nuevo período y el candidato principal está entre el actual Ameal o el secretarío del club más afín al “10”, llamado Ricardo Rosica.
Del otro lado está el ex empleado del club y funcionario Andrés Ibarra, con el expresidente de Boca y del país, Mauricio Macri detrás.
También postulan por sendas candidaturas Jorge Reale, un publicista exitoso de Mendoza y Osvaldo Spataro, quien fuese tesorero de la gestión de Antonio Alegre y Carlos Heller a mediados de los ’80 y comienzos de los ’90.
Desde el predio de Ezeiza, el nuevo lugar en el mundo del ídolo, se empezó a modelar la estrategia de otorgarle protagonismo a los juveniles, que bajo la presidencia de Daniel Angelici no tenían semejante preponderancia.
En un primer tramo con Miguel Angel Russo de entrenador y con Carlos Tevez de figura, el equipo de la Ribera cayó en semifinales, en plena pandemia ante el Santos (0 a 0 en la Bombonera y 0-3 en San Pablo).
En la edición 2021, con un plantel de menor jerarquía, Boca contó con fallos perjudiciales de los árbitros para decir adiós en una serie de octavos de final ante Atlético Mineiro, por penales, luego de dos empates sin goles, que dejaron como saldo un escandaloso cierre con agresiones cruzadas en el estadio del club de Belo Horizonte.
En la temporada 2022, con Sebastián Battaglia como entrenador, con dos igualdades en cero, otra vez en octavos, el equipo boquense quedó afuera ante Corinthians, también en los penales. Esta vez la eliminación se produjo en la Bombonera.
Esa derrota terminó de romper la mala relación del ídolo con el futbolista xeneize que obtuvo mayor cantidad de títulos en la historia del club y la salida del exmediocampista central derivó en la llegada “inexperto” Hugo Ibarra, quien dirigía la reserva.
El paso de uno de los mejores ‘4’ de la historia del club no fue bueno, aunque consiguió la Liga Profesional del año pasado y la Supercopa 2023.
Entonces después de la salida del “Negro” Ibarra llegó el turno de Jorge Almirón, un viejo sueño de Riquelme que asumió el 10 de abril pasado, después de transitar un camino, por momentos sinuoso. Sin embargo, el equipo llegó a la final, pero no pudo concretar el gran objetivo.