Chile y Bolivia llegaron a un acuerdo sobre el estatuto de las aguas del río Silala, indicó este jueves la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que puso así fin a la disputa legal entre ambos países.
De acuerdo con la CIJ, durante el procedimiento en La Haya las posiciones entre los dos países sudamericanos se aproximaron al punto de tornar innecesario que la más alta jurisdicción del sistema de Naciones Unidas se expida en un sentido u otro.
Así, la corte constató por abrumadora mayoría que en seis de los ocho puntos en discusión hubo coincidencias evidentes que eliminaron la necesidad de un pronunciamiento, ya que “no hay dudas” de que el Silala es un curso de agua internacional y que las partes están de acuerdo en ello.
En los puntos restantes, la CIJ rechazó una denuncia de Chile sobre supuesto incumplimiento boliviano de su obligación de cooperar, así como otra de Bolivia sobre el acceso a las aguas superficiales del Silala.
La postura de la CIJ permitió a los dos países considerarse favorecidos por el fallo.
Pasar la página
“Ha concluido la controversia sobre la naturaleza y uso de las aguas del Silala, y a partir de ahora en base al Fallo, Bolivia ejercerá los derechos que tiene sobre las aguas del Silala”, expresó en una nota el ministro boliviano de Relaciones Exteriores, Rogelio Mayta, que siguió la audiencia.
La agente (principal representante) de Chile ante la CIJ, Ximena Fuentes, consideró por su parte que el fallo era “bueno”, porque ahora los dos países podrían “pasar la página” y profundizar la cooperación en materia de recursos hídricos.
“Lo importante es que la CIJ resalta cómo gracias al procedimiento fue cambiando la naturaleza de las respuestas de Bolivia, terminando en un allanamiento por parte de Bolivia a la demanda chilena”, dijo Fuentes.
“La Corte ha señalado que eso que vino a buscar Chile, ya lo ha obtenido a través del reconocimiento de Bolivia, y por eso apunta que no es necesario que ella lo señale”, apuntó.
Chile reclamaba que la CIJ declare al Silala como un río internacional y que como tal se sujeta al derecho internacional del uso equitativo y razonable.
El Silala nace en bofedales (humedales de altura) en el departamento boliviano de Potosí y en su trayecto atraviesa la frontera con Chile.
El caso llegó a la CIJ en 2016, cuando Chile pidió a esa corte que declare al Silala formalmente como un curso de agua internacional, sujeto a normas específicas, para garantizar sus derechos sobre el uso de ese recurso hídrico en su territorio.
Bolivia respondió en 2018 con una contrademanda para que la corte le reconozca sus derechos sobre el flujo artificial del río, por el sistema de canales construidos para reunir agua de manantiales, y exigió que Chile pague una indemnización por uso de esos recursos.
Las últimas audiencias por el caso se realizaron en abril de este año, cuando las partes formularon sus alegatos y tuvieron oportunidad de interpelarse mutuamente.
En esas audiencias, el agente de Bolivia ante la CIJ, el diplomático Roberto Calzadilla, pidió que se reconozca la soberanía boliviana sobre el “flujo artificial” de las aguas del Silala en su territorio y que “Chile no posee derechos adquiridos” sobre ese flujo.
Para la delegación de Bolivia, los canales construidos sobre el Silala en su territorio aumentaron artificialmente el caudal y por ello Chile no puede alegar derechos adquiridos para su acceso a esas aguas.
Chile alegó que la exposición boliviana carecía de base legal al hacer una diferencia entre cauces naturales y artificiales.
Las relaciones diplomáticas entre los dos países están rotas desde 1978, cuando fracasó el último intento de negociar un acceso de Bolivia al océano Pacífico.