Cuanto antes mejor, parece ser la consigna de las diputadas que militan a favor del proyecto para legalizar la interrupción del embarazo, presentado en esa Cámara el martes por Alberto Fernández.
Sus conteos son favorables, aunque podrían no ser del todo decisivos como aventuró el presidente si continúa la migración de votos hacia al rechazo, como ocurrió esta semana con la radical Aída Ayala y la correntina del PRO Sofía Brambilla.
Ambas avalaron el proyecto de 2018, muy similar al que se pondrá en debate, pero el respaldo del gobierno y el rechazo que persiste en sus provincias las motivaron a cruzarse de vereda. Aquel respaldo de Ayala, en realidad, llegó por una feroz cruzada de referentes de la UCR como el abogado Ricardo Gil Lavedra, que por entonces la asesoraba en sus avatares judiciales de Chaco.
El posicionamiento del presidente sigue siendo la carta que juegan los Provida para buscar aliados en Cambiemos y anotan como posible converso al fueguino Héctor Stefani, que aún no se pronunció. Aún con estas bajas, los verdes están seguros de llegar a los 129 votos necesarios para la mayoría propia con el guiño de “aliados escondidos”, diputados que se dicen indecisos, pero están dispuestos a ayudar.
Esta semana aparecieron los primeros casos, tal vez para compensar las mermas: la radical mendocina Ximena Latorre y el oficialista tucumano Carlos Cisneros, ambos asumidos en diciembre, anticiparon que están a favor. Habían mantenido un silencio táctico, junto a otra veintena de nóveles colegas como el oficialista bonaerense Marcelo Koenig, que apoyó la ley en su cuenta de twitter ni bien ingresó por mesa de entradas.
Con estos enroques los verdes suman 124 votos con el riesgo de perder a Stefani, pero no a tantos más porque varios cambiemistas de esa nómina son activos militantes verdes. Entre los declarados indecisos confían en la bonaerense Liliana Yambrún, el santafesino Esteban Bogdanich, el misionero Héctor Bárbaro y el mendocino Alejandro Bermejo.