Venezuela desarrolló las elecciones legislativas en un clima de absoluta apatía. Sin la presencia de la oposición mayoritaria liderada por Juan Guaidó, el gran perdedor fue el gran títere de los EEUU que aguardaba una abstención masiva.
Según el Consejo Nacional Electoral venezolano, el oficialismo obtuvo el 67,7 por ciento de los votos y la participación fue del 31 por ciento aunque hay reportes no oficiales que hablan de un número menor, entre 22 y 25 por ciento.
El número oficial es el más bajo desde 2005 cuando la oposición decidió no participar y la cantidad de votantes que fueron las urnas a penas alcanzó el 25 por ciento.
La última legislativa se celebró en 2015 con una victoria contundente de al entonces opositora Mesa de Unidad Democrática que se quedó con 112 bancas contra 55 del ofícialos y una participación de más del 70 por ciento del padrón.
A pesar de haber perdido caudal electoral en relación a los comicios de 2015 (pasó de 5.625.248 votos en 2015 a 3.558.320 de ayer), el gobierno salió a celebrar la victoria y anunció que comenzará a trabajar en el cronograma electoral para elegir gobernadores en 2021. En la previa, Maduro había dicho que si su fuerza política perdía, renunciaría a su cargo.
Por su parte, la oposición está dividida. Por un lado, el G4 de Guaidó que calificó el proceso electoral de “farsa” y convocó a la ciudadanía a una consulta popular on line para desconocer los resultados de las parlamentarias y por el otro, un sector dialoguista que obtuvo el 17 por ciento y formará parte de la composición que tendrá que asumir en la Asamblea Nacional el 5 de enero del 2021.
En este contexto, en diálogo con LPO, el sociólogo venezolano Damián Alifa dijo que “en Venezuela no hay un piso de participación establecido constitucionalmente, por lo que aunque la participación fue baja igual es legítima. Aunque el hecho de que haya una participación tan baja, tomando en cuenta el promedio en elecciones parlamentarias anteriores, invita a una reflexión sociológica y política del clima en la calle”.
Sobre la abstención, Alifa dijo que “una muy buena parte de la abstención es indiferencia, desencanto de la política y una pérdida de las expectativas en la acción colectiva como mecanismo para cambios significativos en la vida cotidiana”.