La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, dijo que ella y su familia estaban “destrozados y traumatizados” en los primeros comentarios públicos luego del brutal ataque con martillo que sufrió su esposo en su casa de California. El presidente estadounidense, Joe Biden, vinculó la violencia con las denuncias de fraude electoral promovidas desde las filas republicanas. La agresión contra Pelosi tuvo lugar a menos de dos semanas de las elecciones legislativas del ocho de noviembre, en las que se renovará toda la Cámara de Representantes y un tercio de los escaños del Senado.
“Tristemente un hombre violento irrumpió en nuestro hogar en la mañana del viernes, exigió verme y atacó a mi marido Paul con brutalidad”, sostuvo Pelosi en una carta publicada en su cuenta de Twitter. “Nuestros hijos y nietos, y yo, estamos desconsolados y traumatizados por el ataque que amenazó la vida de nuestro Pop“, agregó la senadora demócrata, quien se mostró agradecida “por la rápida respuesta de las fuerzas del orden y los servicios de emergencia, y por el cuidado médico que él recibe para salvarle la vida”.
¿Cómo fue la agresión?
Sobre Paul Pelosi, de 82 años, quien fue sometido a cirugía y se recupera en el hospital, la presidenta de la Cámara precisó en la carta que “su condición sigue mejorando” aunque pidió que sigan rezando por él. En la madrugada del viernes, un intruso atacó con un martillo a su marido luego de irrumpir en la casa de San Francisco, California, en busca de ella, según informaron autoridades.
El atacante “exigía ver a la presidenta de la Cámara” y “amenazó de muerte” a Paul Pelosi, precisó Drew Hammill, vocero de la congresista, quien se encontraba en Washington DC. Las similitudes con los disturbios del seis de enero de 2021 son claras, porque los manifestantes que irrumpieron en el Capitolio tratando de anular la victoria electoral de Joe Biden sobre Donald Trump recorrían los pasillos y gritaban: “¿Dónde está Nancy?”.
Medios estadounidenses, que citaron fuentes familiares, dijeron que el agresor le dijo a Paul Pelosi que lo iba a atar y luego esperar a que la congresista, blanco habitual de la ira de la ultraderecha estadounidense, llegara a la vivienda. “Nuestros agentes observaron que el señor Pelosi y un sospechoso sostenían ambos un martillo. El sospechoso apartó el martillo del señor Pelosi y lo agredió violentamente con el mismo”, provocándole heridas en el cráneo y el cuerpo, dijo el jefe de la Policía de San Francisco, Bill Scott, a periodistas.
Scott identificó al agresor como David DePape, de 42 años y seguidor del expresidente Trump, y dijo que será acusado de intento de homicidio, agresión con arma mortal, robo y otros delitos. Aunque afirmó no poder revelar aún las supuestas motivaciones del crimen, el jefe policial afirmó que “no fue un acto al azar” y advirtió: “Esto fue intencional. Todo el mundo debería estar disgustado por lo que pasó”.
Paul Pelosi, de 82 años, fue operado de una fractura craneal y de heridas en el brazo derecho y las manos. Evoluciona favorablemente pero sigue hospitalizado. Su agresor está también ingresado en el hospital, aunque se desconoce el alcance de sus heridas, supuestamente producidas durante la detención por parte de la policía, que intervino justo cuando estaba agrediendo a Pelosi con un martillo.
La palabra de Biden
Después de votar de forma anticipada en su estado natal de Delaware, el presidente Joe Biden rechazó el ataque y volvió a denunciar la creciente polarización política. “No puedes condenar la violencia a menos que condenes a esas personas que siguen diciendo que las elecciones no fueron reales, que fueron robadas. Todas esas patrañas que han sacado para socavar la democracia”, dijo Biden, quien agregó que “ese discurso produce violen.
Cabe recordar que de acuerdo con medios estadounidenses el agresor detenido, David DePape, compartió en sus plataformas de redes sociales teorías sobre un fraude electoral en las pasadas elecciones presidenciales de 2020. Más de 19 millones de personas ya votaron por adelantado en las elecciones de medio término en Estados Unidos, según datos de la Universidad de Florida, en un momento en el que la violencia y las amenazas contra legisladores vienen aumentando considerablemente.