La conferencia de prensa diaria del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se transformó en una charla sobre sus problemas de hipertensión, las varias pastillas que toma cada noche y la confirmación de que en enero pasado fue retirado en ambulancia de su rancho en el estado de Chiapas para una operación de corazón. La información salió a la luz luego de que se conociera que un grupo hacker obtuvo archivos del Ejército que contienen información confidencial, como la salud del presidente.
“Es cierto, hubo un ataque cibernético. Mediante estos mecanismos modernos extraen archivos”, confirmó López Obrador ante los periodistas antes de comenzar a hacer repaso sobre su estado de salud, a partir de las revelaciones surgidas del hackeo a la documentación del Ejército.
Fue el periodista Carlos Loret de Mola, quien suele ser crítico del gobierno, quien reveló que el grupo de hackers Guacamaya había obtenido información confidencial entre 2016 y 2019, o sea, antes de la asunción de López Obrador en 2018.
“Tengo entendido que este mismo grupo ya ha hecho lo mismo en otros países. Creo que, en Colombia, en Chile, por eso pienso que es algo que se maneja desde el extranjero”, señaló el mandatario mexicano y se demostró despreocupado por la información revelada. “No pude dormir por estar pensando en ello”, ironizó.
Entre los datos robados figuran reportes sobre la salud del gobernante que no se habían divulgado antes. En esos archivos hay registro de que López Obrador, de 68 años, fue trasladado el 2 de enero desde su rancho en Palenque, en el sureño estado de Chiapas, para ser atendido en un hospital militar en Ciudad de México por un problema cardíaco.
“Todo lo que se dice ahí es cierto y se ha expresado. Lo de la ambulancia que fue a Palenque a principios de enero fue porque había un riesgo de infarto y me llevaron al hospital y me recomendaron un cateterismo”, confirmó López Obrador.
El Ejecutivo únicamente había informado el 22 de enero que se sometió al cateterismo cardíaco durante un examen de salud de rutina, difundieron el diario local La Jornada y la agencia de noticias AFP. El mandatario sufrió un infarto de miocardio en 2013.
El mandatario añadió que toma varias pastillas todas las noches y que revisa su estado de salud cada tres o cuatro meses, aunque dijo que se siente bien y que no piensa que su vida corra peligro. “Estoy enfermo, tengo varios padecimientos”, reiteró el dignatario y señaló: “Lo más delicado es la hipertensión, y los médicos lo que no quieren es que me muera del corazón, de un infarto”.
En un tono calmo, el presidente adelantó que cuando termine su mandato cambiará de estilo de vida y agregó que las presiones que se viven en el ejercicio de su cargo son muchas y que “a veces hay que dormir con las botas puestas”.