La empresa DEME, que había impugnado en la Justicia el proceso -por ahora sin éxito-, ahora sacó un comunicado en el que denunció un “notorio direccionamiento” de la licitación, para beneficiar el actual concesionario, Jan de Nul, que podría ofertar una tarifa más alta e igual adjudicarse el contrato, entre otras objeciones.
A la pelea entre Deme y Jan de Nul la denominaron en el sector como el “clásico belga” porque suelen enfrentarse duramente en cada licitación internacional. Ambas empresas ahora compiten por uno de los contratos más jugosos del negocio mundial: la Vía de Navegación Troncal de los ríos Paraná-Paraguay.
[Hidrovía: una empresa denunció que el Gobierno direccionó la licitación para Jan de Nul]
Deme acusó al gobierno de orientar la licitación a favor de Jan de Nul que viene prestando el servicio desde la década de los 90 cuando se privatizó el dragado y balizamiento. Las posteriores prórrogas y actualizaciones la fueron renovando.
Desde la empresa Jan de Nul cuestionaron cada una de las objeciones de su competidora y aclararon que la elaboración de los pliegos comenzó con las discusiones en las Mesas Interdisciplinarias en agosto del año pasado de la cual participaron los agroexportadores, gremios y representantes de las provincias, entre otros actores.
“El plazo fue extendido a pedido de las empresas y usuarios de la Vía de Navegación Troncal del 29 de enero al 12 de febrero”, dijeron fuentes de la empresa que recordaron que la información técnica ya fue analizada por las principales empresas dragadoras del mundo que participaron en 2021 de la llamada “licitación corta” que convocó entonces la Administración General de Puertos en el gobierno anterior.
Otro punto que cuestionó Deme fue que requerían equipamiento de calado máximo de 8 metros sin justificación técnica que favorecía a Jan de Nul. Esta última respondió que según las estadísticas que relevó datos durante tres décadas indicaron que las dagas más eficientes para el río Paraná son las que tienen capacidad hasta 8 metros de profundidad ya que las más grandes prácticamente no fueron necesarias en esos treinta años.
Por otro lado, Deme consideró restrictiva la capacidad financiera requerida ya que como garantía de sustentabilidad exigía una solvencia económica equivalente a los ingresos estimados en un año de gestión al frente del servicio: “Resulta imprescindible como garantía de sustentabilidad y continuidad de las obras, incluso en ante situaciones complejas desde el punto de vista económico”, dijeron desde Jan de Nul.
“Los primeros años requieren una fuerte inversión de parte del operador, con una recuperación pautada recién en un mediano y largo plazo durante el resto de la concesión”, completaron desde la dragadora belga.
Otra objeción fue que en el pliego se priorizan trabajos en países limítrofes sin base técnica, favoreciendo al concesionario actual. Para Jan de Nul, esta experiencia es relevante y de ninguna manera favorece a alguna empresa en particular, y que “técnicamente no puede soslayarse o dejar de considerase favorablemente la experiencia en tipos de suelos, condiciones hidrológicas y climáticas propias de la región, y comunidad económica, Pero tampoco ha sido establecido como una condición excluyente”, dijeron.
También Deme afirmó que en la licitación se excluyeron las experiencias en obras de relleno y aclaran que el servicio en el Paraná no lo requiere y se debe poner énfasis en el mantenimiento del canal navegable con perfiles de diseño y profundidades mínimas definidas.
Para la acusadora, no existen criterios objetivos en la evaluación del plan de trabajo porque otorga un 35% de la puntuación a un criterio discrecional, generando incertidumbre. En jan de Nul entienden que valorar la capacidad técnica es imprescindible para garantizar la calidad del servicio y para determinar si los oferentes podrán cumplir de manera sustentable con la prestación del servicio en una concesión de tal envergadura.
Por último, Deme consideró que la fórmula de puntuación final era sesgada porque “permite al actual concesionario ofertar hasta un 40% por encima del competidor más cercano sin perder la adjudicación”, dijeron.
Jan de Nun explicó que el 60% del precio representa la oferta económica y el otro 40% a los aspectos técnicos de la oferta, lo cual muestra la relevancia y preponderancia otorgada al aspecto económico.
“El modelo de ponderación adoptado asegura un enfoque integral que prioriza la eficiencia económica sin sacrificar la calidad técnica, asegurando que el concesionario seleccionado no solo ofrezca tarifas razonables, sino también la capacidad técnica necesaria para sostener una operación eficiente y de calidad, alineada con los objetivos estratégicos de la concesión”, se defendieron.