El peronismo de La Pampa quedó al borde del quiebre a menos de 24 horas del cierre de listas para la elección de autoridades partidarias. La pelea es entre el gobernador Sergio Ziliotto y el intendente de Santa Rosa, Luciano Di Nápoli.
La situación se terminó de complicar cuando Ziliotto se alió a La Cámpora para copar el Consejo Provincial del PJ se quejaron en el equipo de Di Nápoli donde aseguran que las intenciones del gobernador era quedarse con las tres sillas que respondían al alcalde.
Es que Di Nápoli fue uno de los fundadores de La Cámpora en La Pampa, pero se desvinculó hace dos años y ahora la agrupación de Máximo Kirchner pretende quedarse con los cargos en el partido: “esos lugares son míos”, repitió el intendente de la ciudad más importante de la provincia donde vive el 60 por ciento del electorado.
Con pocas posibilidades de acuerdos antes de este miércoles a las 18 horas, cuando vence el plazo de presentación de listas, el PJ pampeano se orienta a definir sus autoridades en internas que están convocadas para noviembre, luego de la elección nacional donde la provincia pone en juego tres bancas de la Cámara Baja.
El tema no es menor y desde que Cristina se hizo cargo del PJ Nacional no pudo unificar el peronismo en Santa Fe que fue fragmentado con tres candidatos a la elección a constituyentes el pasado 13 de abril y ahora en La Pampa.
Ziliotto y Luchi Alonso
En la intendencia de Santa Rosa acusaron a Ziliotto y a La Cámpora de llevar la situación al límite en una definición de autoridades partidarias cuando nadie esperaba que hubiese internas. La responsable de la agrupación kirchnerista es María Luz “Luchi” Alonso, vice del PJ provincial y con línea directa con Cristina. Fue la secretaria administrativa en el Senado.
Con el correr de las horas y al ver que la situación se iba tensando, Ziliotto aflojó y le garantizó a Di Nápoli los tres lugares que manejaba el intendente, pero ya estaba todo roto, dijeron desde el municipio y ahora el alcalde se prepara para recorrer la provincia.
Es que la pelea tiene sus raíces en una vieja puja de poder entre el gobernador y Carlos Verna. Ahora, el viejo caudillo apadrina la rebelión de los intendentes “no alineados” que se resisten a la incondicionalidad con Ziliotto.