El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, puso en duda que su país abra las fronteras este verano para el turismo de Argentina y Brasil por el coronavirus, lo que implicaría un duro golpe para la economía.
“Se nos viene una decisión bien difícil, que atenta directamente contra una base económica importante del país como es el turismo”, admitió Lacalle Pou en un foro del diario ABC de España.
“Hoy no estamos con las condiciones de asegurar que vamos a tener las fronteras abiertas con la Argentina y con Brasil”, agregó el mandatario de Uruguay, que tiene menos de dos mil casos desde el inicio de la pandemia.
Lacalle dijo que trabaja en una estrategia para permitir “algún tipo de ingreso de turistas para que la temporada no sea un fracaso”. Una posibilidad es permitir el ingreso de turistas de determinados países o regiones con poca circulación del virus, todos con un test antes del ingreso al país o una especie de cuarentena”.
Para destinos internacionales como Punta del Este, Piriápolis y la costa de Rocha, el golpe de sostener las fronteras cerradas será más duro porque, al igual que cierto circuito de Montevideo, trabajan para un público con un poder adquisitivo que difícilmente pueda ser compensado con turismo interno. El gobierno de Lacalle a impulsar el turismo europeo, que tradicionalmente representa menos del 5% del total.
Hoy por hoy el principal problema para Uruguay es la zona de Rivera, en la frontera con Brasil, donde hay un flujo muy importante de personas y comercio con el país más afectado de América Latina por el coronavirus. El fin de semana pasado entraron 1500 personas.
En Rivera hubo varios brotes y en los últimos días se registraron la mayoría de los contagios de todo el país. El gobierno de Lacalle anunció el lunes mayores restricciones para controlar el flujo de personas y evitar las aglomeraciones. “En Rivera hay una cantidad de focos por encima de lo normal que preocupan”, admitió el gobierno.