La tensión de la reunión del PJ en Moreno ya cortaba el aire cuando al intendente de Carmen de Areco se le ocurrió reclamar que lo discriminaban por camporista.
Iván Villagrán, que fue uno de los ocho oradores designados por cada sección de la provincia, se envalentonó con la presencia de Cristina y Máximo Kirchner. Frente a Axel Kicillof y sus ministros, dijo que le mandaban inspecciones de trabajo a su municipio sin avisarle y que además le retaceaban ayuda social sólo por pertenecer a La Cámpora.
“Pero pelotudo, ¿quién te manda a vos a decir esas boludeces?”, lo interrumpió Andrés “Cuervo” Larroque, el más frenético del bando de Kicillof. El ministro de Desarrollo de la Comunidad es uno de los ex camporistas que impulsan la candidatura presidencial del gobernador y por eso están a los tiros con el Patria.
El otro es el ministro de Trabajo, Walter Correa, que usó la misma expresión para referirse al intendente carmeño. “Pelotudo, ¿vos querés que te adelante las inspecciones para que les avises a los empresarios hijos de puta amigos tuyos?”, quiso saber Correa.
En ese momento sobrevoló la idea de los presentes de resolver el conflicto como caballeros, por lo que los disputantes se pararon para agarrarse a trompadas.
Pero de pronto apareció una bandera blanca de parte del bando ex Cámpora cuando el que se paró fue Eduardo “Lalo” Révora, que se hizo fama de tenaz. Révora es el subsecretario de Asuntos Municipales, milita con Wado de Pedro y es otro de los camporistas que incorporó Kicillof a su gobierno cuando aún no imaginaba este presente belicoso.
El Cuervo Larroque cruzó a Cristina: “Te pedimos que lo banques ahora a Axel”
“Tratemos de mantener el respeto”, dijo Máximo, en una de sus intervenciones zen, mientras los enojados volvían a sus asientos.
Villagrán pidió disculpas, dijo que no quería ofender a nadie, que sólo quería contar lo que sucedía en su distrito, que no era para tanto. El tono condescendiente del intendente no logró satisfacer al Cuervo, que le volvió a recriminar que lo mandaban a decir esas cosas, en otro tiro por elevación al líder de La Cámpora.
Máximo se dio por aludido. “No mandé a nadie a decir nada, todo lo que digo lo hago de frente y así me va”, se defendió el hijo de la ex presidenta.
Sergio Massa, que no había ocultado una sonrisa durante el intercambio, intentó aquietar las aguas con una humorada antes de ceder la palabra a Mariano Cascallares, el intendente de Almirante Brown. “Ahora hablás vos, Casca, no hagas quilombo”, dijo el tigrense. Cascallares cumplió la orden y habló de las mesas vacías en los restaurantes de su distrito.
“Esta reunión es para escucharnos”, dijo el líder de La Cámpora, para intentar encauzar el evento. “Ordena esto”, lo retó Larroque.
Cristina siguió todo el episodio con una expresión adusta en el rostro. Pablo Zurro, el intendente de Pehuajó, no advirtió esa señal cuando le tocó el turno de hablar. “Cristina, vos sabés que soy obsecuente tuyo, decime vos cuánto querés que hable”, indagó el jefe de la comuna de la tortuga Manuelita.
“Poco”, respondió la ex presidenta, tajante.