En medio de la tragedia de Bahía Blanca, Martín Llaryora lanzó la licitación a través de la cual la Provincia finalizará la autopista de la ruta nacional 19, a la que llamó “la ruta de la muerte”, una obra estratégica que Javier Milei desechó. “Estamos para lo que Bahía Blanca necesite”, dijo Llaryora al iniciar el acto y pidió “un aplauso por la resistencia de ese pueblo”.
Llaryora dijo que “esperaba algún cambio en la visión (de Milei) de lo que tiene que ver la infraestructura nacional”. “Esperaba algún cambio, y claramente nuestro presidente expresó en la apertura de sesiones cuál era su nivel de ver en materia de obra pública”, agregó al filo de la chicana.
Así, Llaryora arremetió: “Hoy estamos aquí todos juntos, en un día histórico para Córdoba, Santa Fe y el Mercosur; con la única intención de salvar vidas y generar progreso; de convertir la ruta de la muerte por la falta de infraestructura, en la ruta de la vida del progreso”, arengó el cordobés.
Se anticipó a las críticas de los neolibertarios cordobeses. Con la mira puesta en Luis Juez, dijo Llaryora respecto de la finalización de la autopista: “Remamos contra el viento. Tal vez haya críticas por los vientos que soplan. Pero sepan que las heridas de hoy van a ser los honores de mañana”.
En otra crítica velada a Milei, Llaryora dijo: “Estamos tan mal que tenemos que rediscutir lo obvio: es obvio que la infraestructura está relacionada directamente con el desarrollo. La infraestructura también son los desagües. Sin infraestructura no existe crecimiento, no existe el progreso, sin infraestructura sólo queda la pobreza”.
“Este modelo nos lleva al progreso y a una distinción clara entre los dos modelos que hace años la Argentina discute, y que Juan Schiaretti lo conceptualiza con tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario. No estamos en los polos. El mercado no va a resolver las cosas donde no haya un negocio”, agregó.
Aunque recordó que la autopista la debió haber finalizado Mauricio Macri en septiembre de 2019, y que durante el gobierno de Alberto Fernández los avances fueron mínimos, Llaryora pidió un aplauso para ambos expresidentes por el “aporte, aunque sea mínimo”.
La obra que encarará la empresa estatal Caminos de las Sierras comprende la finalización de 60 kilómetros que debió completar la Nación. Se estima que antes de las elecciones provinciales de 2027 (el próximo gobernador será electo en el primer semestre de 2027, probablemente en marzo), la autopista que unirá Córdoba y San Francisco, las dos ciudades que administró Llaryora antes de ser gobernador, estará habilitada.
La obra incluye dos tramos: el primero va de Arroyito a Santiago Temple; y el segundo, de San Francisco a Cañada Jeanmaire. El presupuesto asciende a 153,9 millones de dólares y el plazo de ejecución será de 18 meses, generando unos 800 puestos de trabajo directos e indirectos, según el cálculo del Gobierno.
La obra forma parte de un plan de 882 millones de dólares para 2025, monto similar al que destinaba Juan Schiaretti cada año. Con este plan Llaryora manda una señal inequívoca al club de la obra pública, un socio activo del círculo rojo cordobés y un aliado histórico del peronismo cordobés.
Lo presupuestado incluye el regreso de las grandes obras viales, lo que le permitirá a Llaryora cortar cintas importantes en el verano de 2026-2027, es decir en la previa de las elecciones provinciales previstas para marzo del 27.
Actualmente en ejecución hay 183 obras y este año se anunciarán 38, por lo que el monto de casi 900 millones se sostendrá hasta los comicios provinciales. Ese es al menos el plan del llaryorismo. Entre las megaobras están dos nuevos accesos a la ciudad de Córdoba, la avenida de Circunvalación de Río Cuarto, un nuevo camino a las Altas Cumbres y el acueducto Santa Fe- Córdoba y la red de edificios para la Universidad Provincial.
En la Cámara de la Construcción celebran el regreso del “modelo Córdoba”, que durante el primer año de Javier Milei tuvo una fuerte contracción. El jefe del bloque de LLA en Diputados, el cordobés Gabriel Bornoroni, anotado para competir por la Gobernación en 2027, defendió el freno de la obra pública nacional como método “para contener el gasto y construir el equilibrio fiscal”.
En ese marco, el párrafo de Milei dedicado a la obra pública -a la que definió como “cosas hechas de prepo”- cayó como un baldazo de agua helada entre los constructores: “Eliminamos la obra pública, que era uno de los curros más grandes de la política”, dijo Milei, y alimentó el fuego: “Le digo a los argentinos de bien que es falso cuando dicen que la obra pública genera trabajo. Es falso porque las obras públicas hay que financiarlas y se financian con impuestos. El empleo que se crea con la obra pública es empleo que se destruyó en otras áreas de la economía”.
En paralelo a la decisión de recuperar los montos de inversión de Schiaretti, Llaryora mandó a Fabián López, ministro de Infraestructura, a cuestionar el freno puesto por Milei: “No invertir en infraestructura tiene consecuencias en el mediano y largo plazo, a veces con costo de vidas humanas y otras con con el freno al desarrollo y la ausencia de inversiones”, dijo el funcionario reconocido por su solvencia técnica.
En lo política, el encargado de dar la batalla cultural es Miguel Siciliano, presidente del bloque oficialista en la Legislatura y quien aparece en los borradores como probable cabeza de lista para Diputados. Con foco en la desastrosa ruta nacional 158 (vital para el comercio del Mercosur), Siciliano le apuntó a Milei y a Bornoroni: “¿Necesita para entender de lo que estamos hablando (el mantenimiento de las rutas) una tragedia o que nuestros productores no puedan sacar sus cosechas de sus campos por la imposibilidad de circular por dicha ruta? ¿Quién sino el Estado se debe encargar de mantener una ruta como ésta, el mercado? ¿Los privados? ¿Usted con una pala?”.
Esa parece ser la discusión de fondo que quiere dar Llaryora al hablar del “modelo cordobés” con el que busca terciar en la discusión nacional cuando llegue el momento.