Atención, todos con sus pasaportes al día que partimos hacia España, siglo XV, en busca de don Iñigo López de Mendoza y de la Vega, alias El Marqués de Santillana… Y allí está, ¿lo veis? Vive componiendo refranes, es refranelero de nacimiento; y como también es militar y poeta, impone sus sentencias severamente… ¡Y sí! Funciona así el Marqués… Ahora está tratando de imponer Mal de muchos consuelo de tontos, su último éxito. Sabido es que al Marqués le molestan mucho más los tontos que los malos, y que bien sabe ponerle sus reparos al término consuelo. Un consuelo es siempre un descanso, un alivio de una pena o desdicha… Pero esta frase nos recuerda que el hecho de que muchas personas tengan un mismo problema o sufran la misma desgracia no mejora ni alivia esa situación, y es absurdo pensar lo contrario… Algunas fuentes sugieren que la versión original de este refrán es “Mal de muchos, gozo es / Mal de muchos, consuelo es”, y la consideran más razonable dado que es naturaleza humana que cuando estamos afligidos por una desgracia encontraremos consuelo en que nuestros sufrimientos sean compartidos por otros muchos…
Imaginad, insiste el Marqués, que hay un país que está en crisis y uno de sus habitantes no encuentra trabajo… Entonces, un compañero le dice: No te preocupes, estamos todos igual. El otro podría responderle: Solo un tonto se contentaría porque el resto está igual que yo. El hecho de que haya mucha gente con problemas de empleo no me va a quitar la preocupación por ver cómo hago para pagar mis facturas… ¡Y sí! Tiene razón el Marqués, ¿vamos a venir a llevarle la contra ahora, seis siglos después?…