Desde Sevilla
Ni dimisión, ni cuestión de confianza ante el Parlamento, ni convocatoria a la oposición para rebajar la tensión, ni anuncio de reformas del poder judicial pese a su convencimiento de que existe “lawfare”. El presidente Pedro Sánchez concluyó su periodo de reflexión de cinco días acerca de su continuidad al frente del Gobierno de España con el simple anuncio de que seguirá y trasladando a los españoles la necesidad de abrir un periodo de reflexión colectiva sobre los límites de la confrontación política.
Lo hizo, eso sí, desde la solemnidad de una declaración institucional desde el Palacio de La Moncloa sin presencia de periodistas y por lo tanto sin someterse a preguntas. El papel de los medios de comunicación desde que salieron a la luz informaciones sobre las actividades privadas de la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, es una de las cuestiones sobre las que más hincapié ha hecho el Partido Socialista desde el inicio de la crisis.
De momento, la maniobra de Pedro Sánchez parece haber alcanzado el objetivo perseguido. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), organismo dependiente del Estado, dio a conocer este lunes una encuesta en la que vaticina una victoria del PSOE sobre el Partido Popular de 9,4 puntos tras la publicación de la carta del presidente el pasado miércoles en la que anunciaba la apertura de un proceso de reflexión sobre su continuidad. También apunta un supuesto respaldo mayoritario de los ciudadanos españoles a la reforma de la justicia.
En su intervención institucional, Sánchez afirmó que se queda para dar la batalla contra quienes, aseguró, pretenden quebrarlo para obtener con ataques personales y noticias falsas lo que no consiguieron en las urnas. «He decidido seguir con más fuerza si cabe al frente de la presidencia del Gobierno de España. Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo. Por eso asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y de libertades», afirmó.
En el PSOE, que estaba en vilo después de que el presidente se retirara a reflexionar el pasado miércoles suspendiendo toda su agenda institucional y sin comunicar ni siquiera a sus más cercanos colaboradores cuál sería el sentido de su decisión, el anuncio ha sido recibido con alivio. Una eventual renuncia hubiese supuesto meter al partido en un debate sucesorio después de más de siete de años de hiperliderazgo de Sánchez en la que no se ha vislumbrado a ninguna posible figura sucesoria.
En repetidas ocasiones, incluso tras momentos traumáticos como el desastre electoral socialista en las últimas elecciones gallegas o el afloramiento del llamado ‘caso Koldo’ por supuesto cobro de comisiones durante la pandemia por parte de un asesor del entonces ministro de Fomento, Sánchez había manifestado su voluntad de agotar la legislatura, por lo que su abandono hubiese supuesto un trauma para su partido.
Por ese motivo, el pasado sábado, los socialistas organizaron una movilización ante la sede socialista en Madrid, donde se celebraba una reunión del Comité Federal que se convirtió en un acto de adhesión incondicional al líder.
También este fin de semana, y como reflejo de la creciente polarización que ya experimenta la sociedad española, se sucedieron muestras de apoyo a Sánchez por parte de personalidades del mundo de la cultura y de los líderes de los dos sindicatos de clase, la Unión General de Trabajadores (UGT) y las Comisiones Obreras (CCOO).
Por ese motivo, en su intervención de este lunes Sánchez agradeció estas manifestaciones de apoyo y aseguró que han influido de manera decisiva en su decisión final de seguir adelante. Sánchez continuará al frente del Gobierno pero en un contexto muy diferente al que había hasta la semana pasada, según sugieren las encuestas del CIS.
No obstante, en el entorno del presidente aseguran que el movimiento no ha sido fruto de un cálculo político, sino de una situación de hastío personal debido a las informaciones aparecidas sobre su esposa que el líder socialista interpreta como ataques a su familia. Estos ataques, en su opinión, no deben ser tolerados y responden a una maniobra de los poderes fácticos que no respetan el veredicto de las urnas y se oponen al proyecto progresista de su Gobierno.
Sánchez, que anunció que abría este periodo de reflexión después de que un juzgado de Madrid iniciara una investigación sobre su esposa tras la denuncia formulada por el pseudosindicato Manos Limpias, de ideología ultraderechista, aseguró que tanto él como Begoña Gómez están convencidos de que los ataques seguirán. “Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos 10 años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella”, afirmó.
Por ese motivo, hizo un llamamiento a la ciudadanía progresista. «Sólo hay una manera de revertir esta situación. Que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo. Porque esto no va del destino de un dirigente particular, eso es lo de menos. Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva», enfatizó.
Qué vendrá de ahora en más es una incógnita. Es posible que, tras este golpe de efecto, Sánchez intente llevar adelante una agenda legislativa relativa a la justicia amparado en una mayoría intestable pero que posiblemente cuente con el respaldo de los nacionalistas catalanes, que consideran que las penas a las que fueron condenados sus líderes tras el frustrado proceso de independencia unilateral también fue consecuencia del ‘lawfare’.
Desde la oposición, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo consideró que Sánchez está intentando impulsar un cambio de régimen “por la puerta de atrás”.
“Hoy ha perdido la mejor oportunidad para irse”, dijo el líder conservador, para quien el movimiento de Sánchez ha sido una tomadura de pelo. “Ya no hay vuelta atrás ni huida hacia delante posible. Su proyecto se acabó. No hay más que decadencia y agonía”, dijo tras reunir a su comité de dirección.
Para el jefe de la oposición, la intervención de Sánchez demuestra que el presidente no admite la discrepancia. «Quiere un país a su medida y servicio . No quiere oposición, no quiere justicia, no quiere medios de comunicación. Solo se quiere a sí mismo», afirmó.