El presidente de Colombia, Gustavo Petro, alertó este miércoles que el conflicto armado en Colombia va camino a convertirse en una suerte de Medio Oriente, con un escenario “más bárbaro” y “más complejo” que requerirá abordarlo dentro de su divulgada política de “paz total”.
“Ya no es la lucha por el poder, es la lucha por la ruta. Eso nos coloca en un escenario más bárbaro, más difícil, más complejo, que también tenemos que entrar a solucionar porque si no, las posibilidades de la paz total no van a existir en nuestro país y puede derivar en temas como los que suceden en Medio Oriente”, advirtió.
Petro hizo declaraciones a la prensa durante su visita a la ciudad de Barrancabermeja, en Santander, donde mencionó la masacre de hace unos días en Putumayo que dejó 18 muertos en enfrentamientos entre disidencias de la extinta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), hoy volcada a la política.
“¿Ustedes creen que esos son los conflictos propios de una guerrilla política que quiere tomarse el poder nacional y hacer una revolución?”, preguntó Petro, para quien estas disidencias no son más que mercenarios al servicio de unas élites violentas que buscan controlar las economías ilegales.
El mandatario de izquierda sostuvo que episodios de violencia “tan dantesca” solo cuentan con una explicación, “que son mercenarios” que hacen de la “economía ilegal su base real para comprar armas y seres humanos desechables para que se maten entre sí”, consignó la agencia de noticias Europa Press.
Ya no es la lucha por el poder sino la lucha por “la ruta”. https://t.co/ZPZXSJZsAP
— Gustavo Petro (@petrogustavo) November 23, 2022
A principios de esta semana, las autoridades confirmaron la muerte de 18 personas durante enfrentamientos en la ciudad putumayense de Puerto Guzmán, en el sudoeste del país.
Estos choques no solo causaron decenas de víctimas entre combatientes de las disidencias y civiles, sino además cientos de desplazados.
El lunes, el Gobierno y la guerrilla marxista del Ejército de Liberación Nacional (ELN) reanudaron en Venezuela negociaciones de paz con “plena voluntad política y ética” y bajo el lema “la paz es nuestro sueño, los cambios, nuestro camino”, luego de que el proceso fuera suspendido en 2019 por el entonces presidente conservador Iván Duque.
Delegados de Petro y del ELN dijeron en un comunicado leído en público en Caracas que acordaron “reanudar con plena voluntad política y ética el proceso de diálogo” como “demanda la gente de los territorios rurales y urbanos que padecen la violencia y la exclusión y otros sectores de la sociedad”.
El documento marcó también que las delegaciones se han “encontrado con disposición, optimismo, certeza y esperanza” para la reanudación del diálogo.
El texto, que fue leído en un acto seguido por una conferencia de prensa en un hotel caraqueño, indicó que para “construir la paz a partir de una democracia con justicia y con cambios tangibles, urgentes y necesarios” y “dando la mayor participación posible”.
Además, los delegados agradecieron la “persistencia, el compromiso y presencia” de los países garantes del proceso: Venezuela, Cuba y Noruega.
Desde el ELN, la dirigente Violeta Arango afirmó que espera que el diálogo genere transformaciones reales para resolver los conflictos sin violencia.
“No se trata de solucionar el problema guerrillero, no se trata de la desmovilización; se trata de que hayan unas transformaciones reales que conduzcan a que efectivamente exista la paz; no se trata de la pacificación, del silenciamiento de los fusiles, sino de que existan verdaderas transformaciones, que podamos dialogar como sociedad colombiana y poder vivir en paz sin necesidad de utilizar la violencia para resolver nuestros conflictos”, expresó Arango a través del canal estatal Venezolana de Televisión.
La jefa insurgente destacó que “hay unos niveles de confianza entre las delegaciones”, un cuadro distinto al anterior, porque “en el Gobierno pasado ni siquiera hubo un diálogo”.
“El país en el 2017 tenía otras características. Este Gobierno es diferente; por primera vez en Colombia llega un Gobierno que es de otra tradición política diferente a la derecha”, comentó.
El ELN anticipó el viernes que propondría un alto el fuego bilateral durante las negociaciones, pero no dio detalles al respecto.
Fundada en 1964, es la última guerrilla reconocida en Colombia y sostuvo negociaciones frustradas con los últimos cinco presidentes.
Después de la suspensión de los diálogos, aumentó sus integrantes de 1.800 a 2.500, según estimaciones oficiales, con la infraestructura energética y las transnacionales como “objetivos militares”.
El primer comandante del grupo rebelde es Eliécer Chamorro, alias “Antonio García”, y si bien encabeza el órgano directivo conocido como Comando Central, la organización tiene una estructura federada con vocería propia en cada frente, lo que según expertos dificulta las negociaciones.
Con presencia en la frontera con Venezuela, el ELN tiene menor capacidad de fuego que la que tuvieron las disueltas FARC, pero su base social es más amplia y diversa, según investigadores.
Petro impulsó desde la campaña proselitista las negociaciones de paz, no solo con el ELN, sino con otros grupos armados en busca de acuerdos similares a los que desarmaron a las FARC en 2016 y las convirtieron en partido político.
A dos semanas de haber alcanzado los 100 días de gobierno, Petro busca dar cumplimiento a esa promesa que se inició con el envío del proyecto de Ley de Paz Total al Congreso y que, el 3 de noviembre, fue sancionado por mayoría.