A solo 24 horas de haber asumido como primera ministra británica, Liz Truss se convirtió en protagonista del primer escándalo de su administración. La televisión de ese país reveló una entrevista en que ella había calificado de “vergonzosa” a la monarquía de ese país y en la que se presentaba como militante de una fuerza política liberal, contraria a la que la llevó el cargo que ocupa hace apenas un día.
“Estoy en contra de la idea de que las personas pueden nacer para gobernar; de que las personas, debido a la familia en que nacen, pueden ser el jefe de Estado de nuestro país. Creo que eso es vergonzoso“, dijo Truss en 1994, cuando la cadena ITV News le preguntó su opinión sobre la monarquía.
Las imágenes y las declaraciones se divulgaron minutos después de que Truss se entrevistara con la reina Isabel II en el palacio de Balmoral, Escocia, y le besara la mano antes de ser ungida como la tercera primera ministra de la historia de ese país, después de Margaret Thatcher y Theresa May, ambas conservadoras.
En el año en que le hicieron la entrevista que desató la polémica pública, Truss tenía 19 años y la consulta le había sido hecha a causa de una campaña en la que ella promovió la eliminación de la monarquía en el Reino Unido.
Sus dichos de entonces no solo desataron la controversia por la opinión que tuvo por esos días y que podría tener ahora sobre la Corona, sino también porque lo dijo como militante del Partido Liberal Demócrata de Brighton. Es decir, una fuerza política enfrentada al Partido Conservador del que ahora es jefa y que la catapultó al 10 de Downing Street como sucesora de Boris Johnson.
“Nosotros, los demócratas liberales, creemos en las oportunidades para todos, creemos en la justicia y el sentido común”, dijo hace 28 años atrás la por entonces adolescente Liz, a la hora de dar sus fundamentos contra la monarquía.
Con los años, Truss dejó de pensar así, cambió de bando y pasó a una fuerza política con un ideario diametralmente opuesto al liberal, que la convirtió como máxima referente del status quo británico.
El repaso por los archivos también encontró a una Liz Truss arrepentida por su postura antimonárquica. Cuando tiempo después volvió a ver y escuchar lo que dijo a sus 19 años e hizo una singular reflexión: “Yo era una adolescente en ese momento y creo que las personas que nunca cambian de opinión sobre nada y piensan lo mismo a los 16 que a los 46 son, bueno, en primer lugar, no son personas normales como yo“.