La Argentina, junto con Estados Unidos, presentaron una declaración conjunta que fue aprobada por el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y en la que se condenó la presencia en Nicaragua del vicepresidente de Irán, Mohsen Rezai, requerido por la Justicia argentina por el atentado contra la AMIA. Al mismo tiempo, se instó a todos los países a dar efectivo cumplimiento a las órdenes de captura con alertas rojas de Interpol. El delegado de Nicaragua defendió la invitación diciendo que su país «puede invitar a quien quiera y que si esa persona llega con buena actitud, siempre tendrá las puertas abiertas”. Fuentes de la Cancillería le dijeron a Página/12: “Acá no se trató ni de Nicaragua ni de la OEA ni de Estados Unidos, acá se trató del caso AMIA y lo objetivo es que Rezai es un prófugo de la Justicia argentina”. La declaración, que ya firmaron la mayoría de los países, puede ser rubricada hasta febrero. Países como Bolivia o México hablaron a favor de la declaración en sus intervenciones, pero pidieron tiempo para tomar una decisión.
Visita
Como se sabe, Rezai apareció en un lugar de honor en la reasunción de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua. La presencia sorprendió a todos y, según parece, se tramó en secreto porque el ahora vicepresidente de Irán no figuraba en la lista de invitados. Se supo que estaba cuando apareció al lado de Ortega.
Lo concreto es que el embajador argentino en Managua, Daniel Capitanich, hermano del gobernador del Chaco, se enteró al día siguiente porque estaba ubicado con los demás embajadores fuera del ámbito central de la ceremonia. Como no conocía a Rezai, no supo de su presencia. La oposición y sobre todo los familiares de las víctimas del atentado criticaron fuertemente lo que consideraron una falta de reacción del diplomático. En cualquier caso, al día siguiente la Cancillería condenó la presencia de Rezai en Managua y presentó una queja ante el gobierno de Ortega porque no activó las alertas rojas.
Encuentro
En la reunión que mantuvo Santiago Cafiero el martes, en Washington, con el secretario de Estado, Anthony Blinken, el canciller sacó el tema y se acordó después la propuesta de declaración en la OEA. “El objetivo fue volver a poner la cuestión de AMIA y las alertas rojas en la agenda”, dicen en la Cancillería.
La presentación se hizo en la OEA porque es un órgano legislativo que permite rápidamente hacer un planteo de colaboración a toda la región. De hecho, en el Comité Permanente se trató este mismo miércoles y la mayoría de los países firmaron la declaración condenando la presencia de Rezai y, textualmente, “apoyar los esfuerzos de la República Argentina para que se haga justicia en el atentado a la AMIA y condenar la visita de Rezai a Nicaragua y nuestro hemisferio como una afrenta a la Justicia argentina y a las víctimas del atentado”.
En la declaración se insta “a Nicaragua y a los demás países del sistema interamericano a que actúen de manera de manera apropiada en relación con las notificaciones rojas de Interpol”.
En principio, 15 países firmaron la declaración, entre ellos los que la propusieron, Argentina y Estados Unidos, y también Canadá, Brasil, Perú, Colombia, Uruguay, Paraguay, Chile, Ecuador. Como se sabe, Cuba no está, Venezuela está representado por un delegado de Juan Guaidó y Nicaragua se manifestó en contra. Hay tiempo para firmar la declaración por lo que México y Bolivia hablaron a favor pero dijeron que esperan instrucciones de los respectivos gobiernos.
Alertas
Las órdenes de captura con alertas rojas de Interpol son un instrumento pensado para personas que cometieron delitos comunes y que son reclamadas por sus países de origen. El caso AMIA, en ese marco, es muy especial, porque el país de origen defiende a los imputados y sostiene que la causa judicial es falsa. De manera que Irán está de un lado y la Argentina de otro. El norteamericano Ronald Noble, exsecretario general de Interpol, siempre encuadró la cuestión como “un conflicto entre dos países integrantes de Interpol. Por lo tanto hay que buscar un acuerdo para solucionar el conflicto”.
Como la policía de cada país es la sucursal de Interpol, resulta muy improbable que esa policía actúe en desacuerdo con el gobierno de su país. Por eso, Rezai estuvo como invitado oficial en Nicaragua y no lo detuvieron: la policía del gobierno nicaragüense obviamente no iba a apresar a un invitado oficial del gobierno nicaragüense. Y lo mismo ocurrió cuando Rezai estuvo en Singapur y Malasia, mientras que otro prófugo, Alí Akbar Velayatti, estuvo en Bolivia.
Paradojas
La presencia de Rezai en Managua plantea una serie de elementos de análisis.
* Por supuesto que Teherán envió al vicepresidente sabiendo que era un prófugo de la Justicia argentina. El gobierno de Irán, ahora en manos del ala más dura, puso en marcha esa movida porque sostiene que la causa AMIA es un armado con inspiración de las derechas de Estados Unidos e Israel.
* Para la Argentina, lo concreto es que Rezai es un prófugo y que en cualquier caso debería defenderse y colaborar con el proceso judicial.
* Estados Unidos está en un proceso de negociación con Irán. Trump había roto con Teherán y Biden está retomando. En Washington sostienen ahora que las sanciones a Irán vienen derivando en un debilitamiento de los sectores más moderados y el ascenso de los más duros, nacionalistas y belicosos.
* Un síntoma de ese acercamiento es que esta semana restablecieron relaciones Arabia Saudita e Irán, dos archienemigos. Como se sabe el régimen saudita es un gran aliado de Washington.
Como era previsible, aparece la interpretación de que la Cancillería hizo este gesto de alineación con Estados Unidos por la negociación con el FMI. En el Palacio San Martín contestan que el hecho objetivo es que un prófugo de la Justicia argentina estuvo en Nicaragua, como invitado oficial. Y que se le dio respuesta a ese hecho puntual, a través de un instrumento puntual como el Consejo Permanente de la OEA. “Deberían decir que Washington nos apoyó en este caso”, remataron en la Cancillería.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/396443-una-declaracion-de-argentina-y-ee-uu-rechazo-la-presencia-de